Jornaleros regresan a los campos del Valle de Apatzingán entre miedo e incertidumbre, con la esperanza de que las autoridades actúen.
Los trabajadores del limón en Michoacán comienzan a retomar sus actividades tras el asesinato de Bernardo Bravo Manríquez, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán. A pesar del luto y la preocupación por la seguridad, los jornaleros regresan al campo para garantizar el sustento de sus familias.
Retorno al campo en medio de la incertidumbre
La jornada comenzó a las 4 de la mañana con la concentración de las cuadrillas cerca del Monumento a Lázaro Cárdenas, bajo un fuerte dispositivo de seguridad. Los cortadores de limón expresan que, aunque lamentan la pérdida de su líder, deben continuar trabajando: “Ahora que si no trabaja uno no come, y hay muchas familias que dependen de esto”, señaló José Guadalupe, jefe de cuadrilla.
Marino Cendejas, cortador de limón, reconoce el riesgo constante en las huertas y la violencia que permea la región, pero afirma que el trabajo es indispensable para sostener a sus familias.
Preocupaciones de los productores
Además de la inseguridad, los productores están en vilo por los precios bajos del limón, que han afectado la rentabilidad del sector. Muchos recurren a créditos o préstamos para mantener la producción, mientras la incertidumbre tras el asesinato de Bernardo Bravo genera miedo y dudas sobre el futuro del comercio citrícola.
A pesar de la crisis, los citricultores no prevén paros en el corte y esperan el apoyo de las autoridades para que la actividad agrícola no se desplome aún más en la región de la Tierra Caliente.
Durante su comparecencia en el Senado, Harfuch informó sobre la captura del segundo sospechoso del asesinato de Bernardo Bravo en Michoacán.
Tras un operativo en conjunto, detuvieron a dos operadores de un grupo criminal que extorsionaba a los limoneros de Michoacán.


