El Código de Ética Federal se convierte hoy en el punto de partida de una nueva etapa en la administración pública mexicana. Publicado oficialmente en el Diario Oficial de la Federación, este documento se perfila como la guía central de comportamiento para los servidores públicos, marcando un antes y un después en las reglas de integridad, transparencia y conducta laboral.

En una mañana común en la Ciudad de México, la noticia comenzó a correr entre oficinas, dependencias y plataformas digitales: el gobierno federal no solo actualizó el código, sino que lo reforzó con un cerco normativo más estricto que toca temas de acoso sexual, corrupción, conflicto de interés, nepotismo y, por primera vez en la historia, el uso responsable de inteligencia artificial.

Y así inicia esta historia, una que cruzará pasillos, estructuras y decisiones en todas las dependencias del país.

“Código de Ética Federal”: lo que cambia y por qué importa

El nuevo Código de Ética Federal sustituye al publicado en 2022 y pasa de 24 a 37 artículos, un incremento que no es casual: responde a la necesidad de llenar vacíos normativos, actualizar definiciones y blindar espacios donde la ética institucional se había debilitado.

Acoso y hostigamiento sexual: un marco más claro y más estricto

Uno de los cambios más contundentes es la lista explícita de 17 conductas consideradas acoso o hostigamiento sexual. Entre ellas aparecen, por primera vez, el envío de mensajes, fotografías o videos alterados con inteligencia artificial, así como expresiones coloquiales como “piropos”, insinuaciones o bromas sexuales.

México, que en los últimos años ha enfrentado denuncias crecientes por violencia de género en espacios laborales, ahora introduce un marco más definido, sin zonas grises, sin ambigüedades.

Conflicto de interés: de ambigüedad a falta grave

El nuevo código también introduce una definición modernizada de “actuación bajo conflicto de interés”. Cualquier servidor público deberá excusarse de participar en decisiones donde existan intereses personales, familiares o económicos. No hacerlo se cataloga como falta administrativa grave.

Un paso crucial para frenar prácticas que por décadas afectaron la transparencia en México.

Conducta íntegra dentro y fuera del horario laboral

Otra novedad es la obligación de mantener un comportamiento ejemplar incluso fuera del espacio de trabajo. La ética institucional ya no termina a las 6PM; se extiende a entornos personales, redes sociales, espacios digitales y relaciones cotidianas.

IA en el sector público: la gran novedad del código

Uno de los puntos más novedosos del documento es la definición explícita sobre el uso de inteligencia artificial. Por primera vez, se establece que:

• Los servidores públicos deben verificar la información generada por IA antes de usarla.
• Se prohíbe utilizar herramientas de IA para manejar, reproducir o procesar datos institucionales sensibles.
• No se permite emplear IA para crear contenidos manipulados, especialmente cuando puedan afectar investigaciones, reputaciones o procedimientos administrativos.

A la mitad de esta historia, el Código de Ética Federal deja claro que México busca modernizar su administración con responsabilidad y sin improvisación.

Combate al nepotismo y exigencia de profesionalización

El documento también incluye prohibiciones explícitas sobre nepotismo en procesos de recursos humanos. Cada persona involucrada en procesos de contratación deberá capacitarse en normativa aplicable para evitar favoritismos y garantizar adquisiciones transparentes.

Esto no solo busca evitar nombramientos indebidos; busca recuperar confianza en instituciones golpeadas por décadas de prácticas heredadas.

Lo que está en juego con este nuevo marco ético

En el fondo, el nuevo Código no es únicamente una lista de reglas; es una declaración política y moral sobre el tipo de gobierno que se quiere construir: uno que responda a estándares de integridad, transparencia y responsabilidad.

La Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, al abrir esta nueva etapa normativa, apuesta a que la conducta de los servidores públicos sea medible, verificable y coherente con los principios de un Estado moderno.

Y aunque su publicación marca el inicio, la implementación será el verdadero reto. ¿Habrá supervisión real? ¿Habrá sanciones efectivas? ¿Habrá capacitación suficiente?

Lo que es claro es que el camino está trazado.

Un cierre que apunta al futuro

El país entra ahora en una fase donde la ética pública deja de ser un tema secundario para convertirse en obligación constitucional, administrativa y social. El Código de Ética Federal, más estricto, más amplio y más moderno, acompañará cada decisión que se tome desde el gobierno.

Y así como inició esta historia, también termina: con la certeza de que el Código de Ética Federal será una herramienta clave —y un termómetro político— en la relación entre instituciones y ciudadanía.