Una nueva investigación revela que el COVID pudo provocar alteraciones cerebrales duraderas; conoce qué dice la ciencia y cómo se puede revertir esta situación.
La pandemia por COVID-19 parece superada, sus consecuencias persisten, incluso para quienes tuvieron síntomas leves, por lo que los científicos no han dejado de investigar los efectos.
Un estudio realizado por científicos del CONICET y la Universidad Nacional de San Martín en Argentina reveló que personas no vacunadas que atravesaron casos leves de COVID-19 pueden desarrollar alteraciones cerebrales detectables incluso dos años después del contagio.
Daño cerebral tras COVID leve: una secuela subestimada
La investigación, publicada en la revista Brain, Behavior, and Immunity – Health , analizó a más de 250 pacientes mediante resonancias magnéticas, pruebas cognitivas y biomarcadores salivales.
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Los resultados mostraron atrofia cerebral, pérdida de materia gris, inflamación, disminución en la perfusión cerebral (flujo de oxígeno al cerebro), niebla mental, fatiga persistente y dificultades de memoria.
El factor común: ausencia de vacunación contra el Coronavirus
Uno de los hallazgos clave fue la relación directa entre la falta de vacunación y el deterioro neurológico. Los científicos detectaron que los pacientes no inmunizados presentaban mayores niveles de proteínas asociadas al estrés cerebral y la inflamación.
Según la doctora María Eugenia Pedreira , autora principal del estudio, esto demuestra que el sistema inmunológico sin vacuna no logra controlar del todo los efectos del virus, lo que permite daños duraderos en el sistema nervioso.
Vacunarse, clave para evitar secuelas duraderas tras la pandemia
Los investigadores advirtieron sobre el descenso en las tasas de refuerzo y recordaron que la vacunación no solo protege contra formas graves de COVID-19, sino que también reduce los riesgos de padecer síntomas prolongados, como los neurológicos.
La inmunización actúa como una “memoria entrenada” del cuerpo, evitando que el virus cause efectos a largo plazo.
Aunque los contagios han disminuido, los expertos subrayan que la amenaza de nuevas variantes sigue presente. Por ello, mantener una campaña de vacunación activa es esencial para evitar consecuencias evitables, como las que ahora comienzan a documentarse con mayor precisión en quienes creyeron haber “pasado el COVID sin problemas”.