A diferencia de la Tierra, Marte no posee un campo magnético global que proteja su atmósfera, por lo que se creía que que las auroras visibles eran prácticamente imposibles.





Un espectáculo celestial fuera de este mundo acaba de ser capturado por el rover Perseverance de la NASA: las primeras auroras visibles a simple vista en Marte. Aunque no brillan con la intensidad de las auroras boreales de la Tierra, este fenómeno cósmico es uno de los más sorprendentes jamás observados en otro planeta.
Un estallido solar desata las auroras marcianas
Todo comenzó con una poderosa tormenta solar. En marzo de 2024, una eyección de masa coronal (CME) —una enorme nube de partículas cargadas expulsadas por el Sol— se dirigió directo hacia Marte. Tres días después del impacto, el rover Perseverance apuntó su cámara Mastcam-Z al cielo nocturno marciano y capturó una imagen sin precedentes: una aurora verde extremadamente tenue que recorría el horizonte del planeta rojo.
Este evento fue documentado recientemente en un estudio publicado el 14 de mayo de 2025 en la revista Science Advances, donde científicos explican que la interacción entre el plasma solar y la frágil atmósfera marciana, en conjunto con los parches del campo magnético local, provocó la emisión de luz.Crédito: NASA
Auroras en Marte: ¿Cómo es posible?
A diferencia de la Tierra, Marte no posee un campo magnético global que proteja su atmósfera. En consecuencia, se creía que las auroras visibles eran prácticamente imposibles. Pero esta nueva evidencia demuestra que aún queda suficiente oxígeno en la delgada atmósfera marciana para emitir luz cuando se excita por partículas solares.
El análisis del color verde detectado reveló que las emisiones provinieron de moléculas de oxígeno, las mismas responsables de algunas auroras terrestres. Eso sí, estas moléculas representan apenas el 0.13% del aire marciano, y al combinarse con los altos niveles de polvo en suspensión, el resultado fue una aurora tan débil que solo pudo detectarse tras eliminar digitalmente el brillo de Fobos, la luna más grande de Marte.Crédito: NASA
Un fenómeno histórico y sin precedentes
Hasta ahora, las auroras marcianas solo se habían observado desde el espacio, principalmente en longitudes de onda invisibles, como el ultravioleta, gracias a sondas como la misión MAVEN de la NASA o el orbitador de los Emiratos Árabes Unidos. Esta es la primera vez que se detecta una aurora desde la superficie de Marte y en luz visible.
Además, es también la primera aurora visible captada en cualquier parte del sistema solar utilizando únicamente longitudes de onda del espectro visible. Este descubrimiento abre la puerta a una posibilidad emocionante: en el futuro, astronautas en Marte podrían presenciar auroras con sus propios ojos, si las condiciones atmosféricas lo permiten.Crédito: ESA
¿Podríamos ver auroras desde Marte?
La aurora observada por Perseverance fue tan tenue que probablemente sería imperceptible para el ojo humano. Sin embargo, los investigadores creen que, bajo las condiciones adecuadas —mayor actividad solar y menor cantidad de polvo en el aire—, las auroras marcianas podrían llegar a ser visibles para los futuros exploradores humanos del planeta rojo.
También existen en Marte otros fenómenos similares, como el airglow o “resplandor aéreo”, una especie de brillo verde que se produce cuando el oxígeno ionizado se enfría y libera energía. Pero las recientes auroras detectadas tienen una firma luminosa distinta, lo que sugiere que se trata de un fenómeno completamente nuevo.
Auroras extraterrestres por todo el sistema solar
Marte no es el único planeta que disfruta de estos espectáculos de luz. Venus, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno también presentan algún tipo de aurora, aunque la mayoría emite luz en longitudes no visibles, como el infrarrojo, el ultravioleta o los rayos X. Incluso Mercurio, con su atmósfera prácticamente inexistente, ha mostrado emisiones aurorales bajo ciertas condiciones extremas.
Así que, mientras seguimos cruzando los dedos para que las próximas erupciones no sean peligrosas, también podemos emocionarnos con la posibilidad de ver un espectáculo de luces naturales cortesía del Sol. Porque si algo es cierto, es que el universo nunca deja de sorprendernos.
En mundos más lejanos, como Júpiter o Saturno, las auroras son provocadas tanto por el viento solar como por interacciones con lunas gigantescas, que generan perturbaciones magnéticas intensas. En los planetas más cercanos al Sol —como la Tierra, Venus o Marte—, estas auroras tienden a ser desencadenadas por eventos violentos del clima espacial, como las ya mencionadas eyecciones de masa coronal.
El Sol en su punto máximo de actividad
Este descubrimiento llega en un momento clave del ciclo solar. El Sol está atravesando su máximo solar, una fase de su ciclo de 11 años en la que las tormentas solares son más frecuentes e intensas. En este contexto, los científicos han utilizado vehículos en Marte para observar la cara oculta del Sol y anticipar posibles impactos de CMEs en la Tierra.
Gracias a esta intensa actividad solar, es probable que sigamos viendo más eventos similares, tanto en Marte como en otros rincones del sistema solar. Y quién sabe, quizá estemos cada vez más cerca de ver auroras bailando en el cielo marciano… sin necesidad de telescopios.
El pasado 14 de mayo de 2025, el Sol nos regaló uno de esos momentos que hacen que miremos al cielo con asombro. Desde su lado izquierdo —o extremidad oriental, para los que aman los datos precisos—, una zona muy activa llamada AR 4087 lanzó una poderosa llamarada solar clase X2.7, la más fuerte registrada en lo que va del año.
Este tipo de explosiones solares no son cualquier cosa: hablamos de una enorme liberación de energía que viaja a través del espacio en forma de radiación. En este caso, la llamarada fue tan intensa que provocó apagones de radio breves en las regiones diurnas del planeta. Pero que no cunda el pánico: según la NOAA (la agencia que monitorea estos eventos), no se esperan más efectos sobre la Tierra… por ahora.

¿Qué es exactamente una llamarada solar?
Es una explosión gigantesca que ocurre cuando las líneas del campo magnético del Sol se rompen y se reconectan. Y sí, suena caótico, porque lo es. A veces, estas explosiones vienen acompañadas de un fenómeno llamado eyección de masa coronal (o CME, por sus siglas en inglés), que es básicamente un estornudo solar que lanza miles de millones de toneladas de partículas al espacio. Si esas partículas vienen directo hacia la Tierra, pueden impactar nuestra atmósfera y causar desde auroras espectaculares hasta problemas en satélites, comunicaciones, navegación aérea y redes eléctricas.

Afortunadamente, la llamarada X2.7 del 14 de mayo no vino con un CME en nuestra dirección. Al originarse en el borde del Sol, la mayor parte de la explosión pasó de largo. Pero eso no significa que estamos fuera de peligro: la región activa AR 4087 sigue girando con el Sol (que, por cierto, gira en sentido contrario a las agujas del reloj), y en unos días podría quedar en una posición que apunte directamente hacia nosotros. Si llega a lanzar otra llamarada… ahí sí podríamos ver algunas consecuencias o, con suerte, un show de auroras inolvidable.
No fue la única llamarada, también hubo más…
Ese 14 de mayo fue un día intenso en la superficie solar. Además de la llamarada clase X, AR 4087 también escupió varias llamaradas clase M: una M5.2, una M1.2, una M7.5 y una M4.6. Las llamaradas clase M son de intensidad moderada, pero si se dirigen hacia la Tierra, también pueden causar alteraciones.
Todo esto es parte del llamado máximo solar, una etapa del ciclo de 11 años del Sol en la que su actividad se dispara: más manchas solares, más llamaradas, más CME… y más caos cósmico. La NASA y la NOAA confirmaron que estamos oficialmente en ese máximo desde octubre de 2024. Aunque parece que ya pasó el pico, el Sol sigue bastante inquieto.

¿Es preocupante? No, el Sol está en su ciclo
La mayoría de estas explosiones no representan una amenaza directa, aunque pueden afectar a sistemas sensibles, especialmente los que están en el espacio o cerca de él. Lo más emocionante para nosotros, los observadores desde la Tierra, es la posibilidad de ver auroras boreales o australes en lugares poco comunes si un CME golpea la atmósfera.
El emblemático río Santa Catarina está en la mira de un megaproyecto vial que podría alterar de forma irreversible su ecosistema. Se trata del Viaducto Elevado Morones Prieto, un segundo piso vehicular de cuota proyectado sobre la avenida del mismo nombre y parte del cauce del río. A pesar del discurso oficial que lo presenta como una solución de movilidad, el proyecto enfrenta una creciente oposición social, ambiental y legal.
Organizaciones ciudadanas y colectivos como Un Río en el Río, Pueblo Bicicletero y Alianza por el Aire han iniciado una campaña de recolección de firmas para exigir a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) que niegue la autorización ambiental al proyecto, cuya Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) aún se encuentra en consulta pública.
Esta consulta está disponible en el sitio web de la SEMARNAT hasta el 20 de mayo de 2025, y representa la última oportunidad para detener una obra que, según especialistas, compromete la seguridad hídrica, la biodiversidad urbana y la justicia social en Monterrey.Crédito: GP Construcciones
¿Qué es el Viaducto Morones Prieto y cómo impactaría sobre el río Santa Catarina?
El plan del Gobierno de Nuevo León contempla una vialidad elevada de seis carriles sobre un tramo del río Santa Catarina. El discurso oficial sostiene que “el cauce se mantendrá intacto” y que la obra reducirá el tráfico y las emisiones contaminantes. Sin embargo, el propio documento de MIA reconoce impactos graves, irreversibles y permanentes, incluida la modificación del funcionamiento hidráulico del río.
La construcción implicaría más de 250 columnas de concreto dentro del cauce, lo que reduciría la capacidad de desagüe del río en caso de lluvias torrenciales. Basta recordar los estragos de huracanes como Alex (2010), Hanna (2020) y la tormenta Alberto (2024) para dimensionar el riesgo. Desde el siglo XVII, el río Santa Catarina ha registrado más de 30 eventos de desbordamiento severos, según la exposición Historia de un Río del Museo del Palacio.
Cientos de especies en peligro
El viaducto también amenaza una rica biodiversidad que ha logrado establecerse en el cauce del río Santa Catarina. Aunque la MIA asegura que “no hay especies de interés”, plataformas como iNaturalist reportan más de 800 especies de flora y fauna, varias de ellas incluidas en la NOM-059-SEMARNAT-2010 como especies en peligro o sujetas a protección especial. Entre ellas destacan el castor americano, la mariposa monarca, la rana leopardo y la tortuga concha blanda.
Además, no se especifica con claridad la superficie vegetal que será afectada, ni se ofrecen medidas reales de mitigación. Árboles como álamos, sauces y huizaches no solo sustentan al ecosistema, sino que ofrecen servicios ambientales clave: regulan la temperatura, capturan carbono y disminuyen el riesgo de inundaciones.Crédito: Un Río en el Río
¿Movilidad sustentable o privilegio para unos cuantos?
Aunque el proyecto se presenta como una mejora para la movilidad urbana, colectivos señalan que, al tratarse de una vía de cuota, solo beneficiará a quienes tengan automóvil y puedan pagarla, perpetuando la desigualdad en el acceso a la ciudad.
Además, no contempla fortalecer el transporte público ni la infraestructura peatonal o ciclista. Para Yazmín Viramontes, directora del Centro CAMINA, esto va en contra del artículo 4° constitucional y de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, que priorizan una movilidad segura, equitativa y sostenible.
Aumentan emisiones, no se reducen
El fenómeno del tráfico inducido también está en el centro del debate: estudios internacionales muestran que aumentar la infraestructura vial para autos no disminuye el tráfico, sino que lo incrementa a largo plazo, al incentivar el uso del automóvil.
Un reciente análisis entregado a SEMARNAT por Un Río en el Río reveló que el primer tramo del viaducto ya construido ha generado un aumento en las concentraciones de monóxido de carbono (CO) de entre 4.6% y 6.4%. Esto contradice directamente la narrativa gubernamental que asegura que la obra reducirá la contaminación del aire.Crédito: UANL
¿Qué puedes hacer?
Ante este panorama, la ciudadanía tiene un papel clave. La consulta pública sobre la MIA del Viaducto Morones Prieto sigue abierta, y cualquier persona puede participar. Además, se ha habilitado una petición de firmas en línea para exigir que la SEMARNAT niegue el permiso ambiental.
Las y los firmantes buscan que se respete la vocación ecológica del río Santa Catarina, que se protejan sus especies, se preserve su función como zona de amortiguamiento hídrico y se busquen alternativas reales de movilidad sostenible.


