Rafie Shouhed, dueño de un autolavado en Los Ángeles, exige 50 millones de dólares tras denunciar que fue brutalmente atacado y detenido sin atención médica durante una redada.
La indignación crece en Estados Unidos luego de que se diera a conocer el caso de Rafie Shouhed, un ciudadano estadounidense de 79 años que terminó con costillas rotas tras ser golpeado por agentes de ICE en su propio negocio.
El hombre, quien incluso aseguró haber votado por Donald Trump, exige una compensación millonaria y denuncia abuso de poder.
El 9 de septiembre, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) irrumpieron en el autolavado Valley, en Los Ángeles, durante un operativo dirigido a los trabajadores del lugar.
Sin embargo, las cámaras de seguridad captaron cómo Rafie Shouhed, propietario del establecimiento y ciudadano estadounidense, fue empujado violentamente por un oficial enmascarado y armado, lo que le provocó fracturas en las costillas.
Shouhed, quien llegó a Estados Unidos desde Irán en 1980, relató en conferencia de prensa que fue detenido durante casi 12 horas sin recibir atención médica, a pesar de suplicar ayuda debido a que padecía problemas cardíacos y dificultades para respirar.
«La forma en que me trataron, la forma en que me atacaron… Les rogaba que me soltaran diciendo ‘Tengo un problema cardíaco’. No me dijeron nada, lo único que me dijeron fue: ‘No jod… con ICE’», denunció.
El hombre recordó que su sobrino también pidió ayuda médica en el lugar, pero fue ignorado por los agentes. Según Jim DeSimone, uno de sus abogados, la víctima estaba en riesgo grave debido a sus fracturas y a una cirugía cardíaca reciente: «Él pidió inmediatamente atención médica. Su sobrino estaba allí y también pidió atención médica para su tío. Shouhed tenía grandes dificultades para respirar debido a las costillas lesionadas».
La versión oficial del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) sostiene que Shouhed habría intervenido para impedir la operación, por lo que fue arrestado bajo cargos de asalto y obstrucción a un oficial federal. No obstante, el afectado asegura que únicamente trataba de entender qué sucedía en su negocio cuando fue atacado.
Tras el incidente, el hombre inició una demanda contra ICE y exige 50 millones de dólares por el daño físico y emocional sufrido. Su caso ha despertado críticas por el uso excesivo de la fuerza y el abuso de autoridad en procedimientos migratorios, incluso contra ciudadanos estadounidenses.
