Tras denuncias de corrupción y restricciones a redes sociales, Nepal, la antesala del Everest, vive un cambio de gobierno con fuerte impacto en su turismo de altura, en un escenario que podría replicarse en otras naciones.
En la antesala del Everest y los Himalayas, las cimas más altas del planeta, se encuentra Nepal, una nación que, año tras año, abre sus puertas a casi dos millones de visitantes en busca de aventura, espiritualidad o el reto de conquistar la montaña. Su geografía imponente y su hospitalidad han convertido al país en un punto de partida clave para alpinistas de todo el mundo. Sin embargo, los recientes disturbios, que han dejado muertos, cientos de heridos y han forzado la imposición de un toque de queda, empañan lo que hasta ahora parecía estable.
El malestar, desencadenado por el intento del gobierno de restringir las redes sociales y alimentado por años de corrupción sistémica, no es solo una crisis nepalí. Los expertos lo ven como una advertencia, un espejo para los gobiernos de todo el mundo que buscan sofocar la creciente ola de activismo de la Generación Z.
El golpe
La Generación Z, también conocida como Gen Z, centennials o post-millennials, abarca a los nacidos aproximadamente entre 1997 y 2012. Esta generación se distingue por ser la primera en crecer completamente inmersa en la era digital, con acceso constante a internet, teléfonos inteligentes y redes sociales desde su infancia, por lo que la medida de restricción de redes sociales fue interpretada no como una simple regulación, sino como un intento de silenciar su voz.
Presionaron tanto que escalaron a manifestaciones masivas y desembocaron en la renuncia del primer ministro K.P. Sharma Oli, dejando al país en un vacío de poder. Este 12 de septiembre, tras la disolución del Parlamento y un saldo de al menos 51 muertos, el gobierno nombró a Sushila Karki, expresidenta del Tribunal Supremo, como primera ministra interina.
Su designación no solo busca contener la crisis más grave que ha enfrentado Nepal en años, sino que también marca un hito histórico, puesto que Karki se convierte en la primera mujer en ocupar el cargo más alto del Ejecutivo. Con elecciones legislativas previstas para el 5 de marzo de 2026, Karki deberá liderar un gobierno de transición.
Himalayas
El impacto de la crisis política y social ya comienza a sentirse, y los empresarios del sector lo saben.
En entrevista para EL DEBATE, varios de ellos reconocieron que, aunque aún no hay cifras definitivas, la incertidumbre ya amenaza con afectar una de las principales fuentes de ingreso del país. La región del Everest, es vital para la economía de Nepal. La industria del trekking, montañismo o senderismo emplea a guías, sherpas y porteadores.
En 2022, el país recibió 614 mil 148 turistas internacionales por vía aérea. En 2023, la cifra subió a un millón 14 mil 885, y para 2024 se registraron ya un millón 147 mil 567 visitantes, según el Departamento de Inmigración de Nepal.
En especifico, México representa un nicho creciente a pesar de la distancia, con un trayecto de hasta 30 horas con escalas, comúnmente vía Dubái-Katmandú, con al menos mil 637 ciudadanos mexicanos arribando al país en el último año.
GenZ
Mahesh Chaulagai, empresario turístico en Nepal, compartió en entrevista para EL DEBATE que nadie creía que una manifestación liderada por jóvenes pudiera salirse de control. Dado que el Grupo Gen Z se formó a través de redes sociales, se opusieron firmemente a la censura digital, lo que se convirtió en el detonante inmediato del movimiento. “Lamentablemente, algunos grupos con intereses propios aprovecharon la protesta como una oportunidad para destruir propiedades públicas y privadas”, añadió.
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Desde la capital de Nepal, Katmandú, el empresario turístico destacó que al inicio, el Ejército no apoyaba ni al gobierno ni a los partidos políticos, señalando que podría haber razones detrás de esa postura. Sin embargo, añadió que el primer ministro y otros líderes del partido gobernante fueron en gran medida responsables de alimentar el descontento popular. “Declaraciones irresponsables y actitudes arrogantes, como proclamar “
Yo soy el Estado”, solo agravaron la situación. Además, el actual sistema federal en Nepal ha resultado costoso y ha debilitado la relación entre los partidos políticos y la ciudadanía”, expuso.
Impacto al turismo
Mahesh Chaulagai enfatizó que no es difícil imaginar que las recientes protestas tendrán un impacto negativo severo en el turismo.
“Muchos turistas han cancelado sus reservas, mientras que otros están solicitando posponer sus viajes”, advirtió.
Aquellos que se encuentran actualmente en ciudades como Katmandú y Pokhara enfrentan caos e incertidumbre. Sin embargo, los turistas que realizan actividades de senderismo y montañismo no se han visto tan afectados, ya que las rutas de trekking se mantienen seguras. Aun así, consideró que la industria turística ha recibido un golpe devastador, ya que un hotel cinco estrellas recientemente inaugurado en Katmandú fue completamente destruido, y varios otros establecimientos fueron amenazados por manifestantes.
“El sector turístico está en estado de shock ante la pérdida inimaginable de propiedades y recursos”, lamentó.
Gobierno corrupto
En este escenario, expuso que numerosos centros comerciales fueron saqueados y destruidos por ciertos grupos. Incluso, indicó que llama la atención que algunas de las personas involucradas en los saqueos provenían de la India. “También se ha señalado que más del 50 por ciento de las personas que piden limosna en Katmandú y otras zonas del país son originarias de la India”, compartió.
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Por su parte, la empresaria turística en Nepal Geeta Sharma añadió que los hechos no solo ocurrieron por la prohibición de redes sociales, sino por la mala gobernanza del gobierno al que llamó “corrupto”, liderado por unos pocos partidos políticos que han estado en el poder durante más de 35 años. “Nosotros, como ciudadanos reflexivos, esperamos que esta situación se controle en solo unos pocos días…los nepaleses somos personas amantes de la paz, así que la situación mejorará pronto. Esto no debería afectar al turismo de senderismo, expediciones o recorridos turísticos”, dijo esperanzada.
India y China
Pero la incidencia parece extenderse. El internacionalista de la UNAM José Joel Peña explicó que en la región hay otros casos similares que combinan juventudes urbanas, redes sociales, expectativas democráticas, élites que se reciclan sin rendición de cuentas, corrupción y que no se provee a las personas de los bienes e insumos necesarios para que tengan una calidad de vida digna. “Y a todo esto habría que sumarle el contexto geopolítico. Porque Nepal, entre India y China, dos potencias hace que su política esté siempre bajo presión. Por ejemplo, la India exige estabilidad y obviamente protección a sus nacionales, y China observa cualquier deriva que afecte intereses fronterizos o de infraestructura”, expuso.
Por eso es que ambos países han pedido una transición ordenada en Nepal, pero su prudencia no sustituye la legitimidad que solo puede proveer un acuerdo interno creíble, sobre todo donde se goce de la legitimidad de los jóvenes que son los que han hecho todas estas demandas.
Reflejo global
Para el resto del mundo, enfatizó que el desafío radica en que una manifestación social, lejos de ser un fenómeno aislado, puede replicarse en distintas latitudes. Esto ha sucedido en lo que va del año en varios países, donde la generación Z y los millennials, apoyados en el uso de las redes sociales y las plataformas de contenido, han encontrado un canal eficaz para movilizarse contra gobiernos percibidos como corruptos y desconectados de la sociedad, caracterizados por prácticas clientelares y por la falta de respuestas a las demandas ciudadanas.
En México, políticos de oposición, como Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, ya han usado las imágenes de la crisis de Nepal para advertir sobre los motivos que llevan a caer a un gobierno, como la corrupción y las restricciones de libertades.
Distancia no impide relación México-Nepal
A más de 14 mil kilómetros de distancia de Ciudad de México, entre dos gigantes asiáticos, China e India, se encuentra Nepal, un país montañoso, sin salida al mar y conocido mundialmente por ser la puerta de entrada al Everest. Desde la capital, Katmandú, cada año miles de viajeros parten hacia las rutas de senderismo más exigentes del mundo. Pero mientras las montañas permanecen cubiertas de hielo, el clima político en el país se ha encendido.
Pese a la distancia geográfica, México y Nepal mantienen relaciones diplomáticas desde 1975. La representación mexicana en Nueva Delhi, India, está acreditada ante Nepal, y en Katmandú opera un consulado honorario. Aunque los vínculos no son prioritarios para ninguno de los dos gobiernos, existe un intercambio comercial modesto pero desigual, donde México exporta a Nepal casi nueve veces más de lo que importa.
En 2022, México vendió a Nepal cerca de 3.98 millones de dólares en maquinaria, tecnología médica y aparatos ópticos, mientras que las importaciones desde el país asiático apenas superaron los 444 mil dólares, mayormente en textiles, alfombras y productos artesanales. La balanza comercial, ampliamente favorable para México, refleja una relación asimétrica, pero activa, sostenida por nichos económicos muy específicos.
Aunque México tiene una oferta considerable de montañas para senderismo y aventura, ninguna se compara en altitud ni en dificultad con el Himalaya. El Everest y otras cumbres mayores a 8 mil metros no tienen paralelo en México, lo que convierte a Nepal en un destino único para alpinistas extremos.
En Nepal, el turismo de altura es una industria crítica que genera ingresos significativos, ya que los permisos para escalar el Everest por sí solos alcanzan millones de dólares anualmente. En México, el turismo de montaña es más accesible, masivo y vinculado al turismo domesticado de aventura, pero con mucho menor ingreso per excursionista y mayor diversidad de destinos. Tiene montañas más accesibles, por ejemplo, el Nevado de Toluca, La Malinche, con altitud de 4 mil 462 metros y otros volcanes o nevados que atraen excursionistas.
La otra cara del Everest
En 2019, El Debate documentó desde Nepal la intensidad y contradicciones del turismo de altura en la región, particularmente en la popular ruta hacia el campamento base del Everest con el artículo “Tocar las nubes en el Monte Everest”. Son 193 kilómetros de ascenso que se promocionan como una experiencia accesible para cualquier viajero, con o sin experiencia previa, pero que esconden una realidad mucho más compleja. Cada año, miles de turistas recorren estos senderos atraídos por la majestuosidad del Himalaya, sin dimensionar siempre los riesgos como un clima impredecible, infraestructura médica mínima y comunidades locales, sherpas, guías y porteadores, que sostienen la industria con esfuerzo físico extremo y salarios bajos.
Uno de los episodios más crudos del reportaje retrataba a un joven de 21 años colapsando por falta de oxígeno en Gorak Shep, a más de 5 mil 100 metros de altitud, sin acceso inmediato a atención médica. La escena revelaba no solo los límites físicos de quienes se atreven a subir, sino también las profundas vulnerabilidades del modelo turístico que sostiene buena parte de la economía nepalí.
