Productores del campo bloquean casetas y carreteras para exigir apoyos urgentes

Agricultores de Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Sinaloa y Tamaulipas paralizan autopistas y casetas para que el gobierno federal garantice apoyo, comercialización y un precio de garantía digno.

Productores agrícolas y jornaleros de diversas regiones del país realizaron bloqueos carreteros y tomas de casetas de peaje como parte de una jornada de protesta nacional. Su objetivo es claro: exigir que el gobierno federal destine recursos suficientes para la comercialización de sus cosechas y establezca un precio de garantía que permita sostener la producción agrícola.

Las movilizaciones se concentraron en tramos carreteros estratégicos de estados como Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Sinaloa y Tamaulipas, donde los manifestantes instalaron puntos de control para liberar el peaje a los automovilistas o, en algunos casos, disminuir el flujo vehicular como medida de presión.

Casetas liberadas y carreteras parcialmente bloqueadas

En la región del Occidente, agricultores tomaron las casetas de Ecuandureo y Panindícuaro en la Autopista de Occidente, en el tramo que conecta Morelia con Guadalajara. Ahí permitieron el paso libre a los conductores, argumentando que la protesta no busca afectar a la ciudadanía, sino atraer la atención del gobierno a una situación económica límite.

En Sinaloa, agricultores de los municipios de Ahome, Guasave y Navolato volvieron a instalarse en casetas de peaje, replicando una acción que ya habían llevado a cabo semanas atrás. La exigencia principal gira en torno al precio de garantía para el maíz, cultivo base de la región, cuyo valor, afirman, ya no cubre los costos de producción.

En Tamaulipas, productores de la zona norte bloquearon parcialmente la carretera Reynosa–Río Bravo para visibilizar su reclamo. Señalaron que los costos de semillas, fertilizantes, combustibles y transporte se han elevado al punto de colocar al sector rural en una situación de pérdida constante.

¿Qué demandan los productores?

Las demandas convergen en tres ejes centrales:

Precio de garantía justo

Solicitan que se establezca un precio mínimo por tonelada de grano que cubra los costos de producción y genere utilidad, evitando vender por debajo del valor real del trabajo agrícola.

Apoyos para comercialización

Requieren recursos destinados a garantizar que las cosechas tengan un mercado comprador seguro, evitando intermediarios que especulan y deprimen los precios.

Sostenibilidad económica del campo

Piden que se atienda la crisis estructural del agro mexicano, donde la producción es indispensable para abastecer al país, pero se mantiene en desventaja económica permanente.

“No queremos detener al país, pero no tenemos otra opción”

Las movilizaciones se dan en un contexto de desgaste prolongado. Agricultores de diferentes entidades coinciden en que el campo se encuentra al borde de un colapso silencioso. Muchos han reducido sus áreas de siembra y otros han abandonado la actividad.

Los productores aseguran que su intención no es afectar a la población, sino visibilizar la magnitud de una crisis que, de no atenderse, podría impactar directamente en el costo de alimentos y en la seguridad alimentaria del país.

Lo que podría ocurrir en las próximas semanas

Los líderes del movimiento esperan una respuesta del gobierno federal. Si las negociaciones no avanzan o se presentan propuestas consideradas insuficientes, se prevé una ampliación de bloqueos y la posibilidad de un paro agrícola nacional.

Por el momento, las carreteras permanecen vigiladas y los puntos de protesta continúan activos con presencia constante de productores y vehículos de carga.

El campo mexicano, responsable de la producción de alimentos esenciales, vive un momento de tensión económica que ha llevado a sus trabajadores a tomar las calles. La respuesta gubernamental será clave para definir si esta movilización se convierte en un punto de negociación o en el inicio de un conflicto social de mayor alcance. Lo que está en juego no es sólo el ingreso de miles de familias rurales, sino la estabilidad alimentaria del país.

San Andrés Tuxtla: el cambio que llevó nombre de mujer

Hace cuatro años, una médica acostumbrada a sanar desde la empatía decidió dar un paso que cambiaría la historia reciente de su municipio. La doctora María Elena Solana Calzada, conocida con afecto como “la doctora Remedios”, aceptó el reto de encabezar el gobierno de San Andrés Tuxtla, un municipio que por décadas fue dominado por inercias políticas y por una estructura que poco escuchaba a su gente.

Lo que comenzó como una candidatura con reservas, se transformó en una victoria contundente y, con el paso del tiempo, en una administración que demostró que gobernar con sensibilidad también puede ser sinónimo de eficacia.

De la bata blanca al cargo público

Antes de llegar a la presidencia municipal, Solana Calzada era reconocida por su labor médica, su trato humano y la herencia de su madre, la recordada doctora Remedios, símbolo de servicio y cariño hacia la comunidad. Esa raíz familiar, marcada por el trabajo y la cercanía con la gente, fue el cimiento sobre el cual construyó una nueva forma de gobernar.

Su administración enfrentó resistencias y retos políticos, pero logró consolidar una gestión transparente, cercana y comprometida. Desde el primer día, la alcaldesa defendió los recursos del pueblo frente a intereses externos, apostando por la legalidad y la rendición de cuentas.

Una nueva etapa para San Andrés Tuxtla

Durante estos cuatro años, el municipio experimentó un crecimiento palpable. Se rehabilitaron caminos rurales que hoy comunican a más de quinientas comunidades, facilitando la salida de productos del campo, la ganadería y la industria tabacalera. A la par, se modernizó la infraestructura urbana, se fortaleció la imagen turística y se impulsaron proyectos sociales en beneficio directo de las familias.

San Andrés Tuxtla comenzó a recuperar su vocación productiva y su orgullo local. Las comunidades más alejadas, por años olvidadas, fueron integradas a una red de atención y desarrollo. La transformación se nota en los caminos, en las calles iluminadas, y también en el ánimo de su gente.

El legado y la familia detrás del liderazgo

A unos meses de concluir su gestión, la doctora María Elena Solana Calzada deja un municipio en marcha, con obras visibles y resultados medibles, pero también con algo más valioso: el respeto y el cariño de su pueblo.

En el plano personal, reconoce que nada de esto habría sido posible sin el apoyo de sus hijos Felipe y Ricardo, a quienes considera sus baluartes de fortaleza. Ellos, junto con sus nueras y nietos, le han dado el impulso necesario para sostener la responsabilidad del cargo y continuar adelante en los momentos más complejos.

“Mi familia ha sido mi sostén, mi inspiración y mi orgullo. Cada paso que di como presidenta, lo di pensando en el bienestar de las familias sanandrescanas, igual que pienso en la mía”, ha expresado en distintas ocasiones la alcaldesa.

El cierre de un ciclo y la huella de una mujer

Con el respaldo de la gobernadora Rocío Nahle y en sintonía con la visión de la presidenta Claudia Sheinbaum, San Andrés Tuxtla se integra a una nueva etapa de gobierno encabezada por mujeres que están dejando huella en Veracruz y en México.

Hoy, la doctora Remedios se despide del cargo con la satisfacción del deber cumplido. Deja tras de sí un municipio transformado, una administración transparente y una comunidad que reconoce en su gestión el valor de la constancia, la empatía y el trabajo firme.

En palabras de sus propios colaboradores, “deja una vara muy alta, difícil de igualar”. Pero, más allá de la política, deja también una enseñanza: que gobernar desde el corazón no es debilidad, sino la más firme demostración de fortaleza.

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