Viridiana Reyes
Bélica.- Brujas, joya del oeste de Bélgica clasificada como Patrimonio Mundial de la Unesco y apodada la «Venecia del norte», tiene 119 mil habitantes y acoge cada año a ocho millones de visitantes, la mayoría en verano y para una estadía que generalmente no excede las 24 horas.
Hasta es declarado como Patrimonio de la Humanidad por sus hermosas vistas y arquitectura en sus casas e iglesias que ya nos cuentan un poco de su rico pasado, considerado uno de los destinos turísticos más populares del mundo.

Hay varias teorías que podría explicar su nombre y una de ellas es que el nombre proviene del término holandés “bruggen”, que significa “puentes”. Esto se debe a que los primeros asentamientos en la región se establecieron a lo largo de los canales que cruzan la ciudad y llamado en la época medieval como “la ciudad de los puentes”.

Desde la estación de trenes hasta la zona del centro, pasamos caminando por varios lugares muy bonitos, a pesar de que el día hacía que no se lucieran más.
Aprovechamos y pasamos por un antiguo y tranquilo complejo habitado por monjas y mujeres laicas llamado Begijnhof. Este monasterio fue fundado en 1245.
El visitante encontrará numerosos embarcaderos en los que comprar un boleto para pasear en lancha durante una hora.

Este paseo acuático es una experiencia muy agradable pues ofrece la oportunidad de recorrer la ciudad de manera diferente: bajo los puentes, junto a los numerosos cisnes que pueblan los canales y admirando los edificios medievales desde otra perspectiva.

Otro de los puntos sobresalientes de la ciudad es el Campanario de Brujas. Subir al Campanario, con sus 366 escalones, sale € 15,00. Hay una tarjetaque cuesta € 33,00 y te permite ingresar a varios de ellos.

