Desde el primer minuto en que se confirmó que Ernestina Godoy sería fiscal interina de la FGR, la noche dejó de sentirse rutinaria. En los pasillos de la política mexicana se respiró un aire espeso, casi cinematográfico. Todo ocurrió tan rápido que incluso dentro del propio gobierno se hablaba de sorpresa, urgencia y un mensaje claro: la transición debía ser inmediata.

El anuncio que nadie esperaba

Alejandro Gertz Manero llevaba días en el ojo del huracán. Filtraciones, cuestionamientos internos, expedientes de alto perfil y rumores sobre su salida habían generado una tormenta que, sin embargo, no terminaba de estallar. Hasta que ocurrió.

Al caer la noche, el país conoció su carta pública de renuncia. Gertz cerró su ciclo con una frase contundente: “Me estoy retirando de mi actual cargo como fiscal general”. Y aun así, la sorpresa mayor estaba por llegar: antes de irse, dejó firmado un oficio donde designaba a Ernestina Godoy como titular de la Fiscalía Especializada de Control Competencial, un movimiento que —por ley— la colocaba automáticamente como la fiscal interina del organismo.

Fue un movimiento quirúrgico, preparado, y al mismo tiempo inesperado para buena parte del círculo político.

La sucesión y la ley: el mecanismo que definió todo

De acuerdo con la Ley Orgánica de la FGR, quien encabeza la FECOC debe asumir el control temporal de la institución en caso de ausencia del titular. Así, entre firmas, protocolos y un Senado que aprobó la renuncia con 74 votos a favor, la sucesión tomó forma.

En esas horas, la palabra que más se repetía en las redacciones, mesas de análisis y chats políticos era una sola: fiscal interina. Y Godoy la abrazó con naturalidad, como quien ya sabe leer las líneas invisibles del poder.

A mitad del drama: el país observa a la nueva fiscal interina

La historia de Ernestina Godoy no es la de alguien que llegó por casualidad. Abogada de larga trayectoria, ha pasado por la Consejería Jurídica, por la Fiscalía de la Ciudad de México, por el Congreso capitalino y por el federal. Ha sido operadora jurídica de proyectos clave durante años, la mujer de confianza de Claudia Sheinbaum y la protagonista de algunos de los casos más mediáticos de la capital.

En su encargo como fiscal capitalina destacó investigaciones relacionadas con violencia de género y corrupción inmobiliaria, aunque también enfrentó críticas por presunto uso político de la institución. Pese a todo, siempre mantuvo la narrativa de ser firme, técnica y disciplinada: un perfil que, para algunos, la hace idónea para sostener la FGR en uno de sus momentos más tensos.

La renuncia de Gertz no ocurrió en un vacío. Ocurrió mientras se filtraban datos sensibles sobre investigaciones de alto impacto, entre ellas el caso de Raúl Rocha, copropietario de Miss Universo, y expedientes ligados a grupos criminales como La Barredora.

Ahora, todos esos expedientes recaen sobre ella.

Sheinbaum, Gertz y el tablero político

No pasó desapercibido que Gertz Manero revelara que la presidenta Claudia Sheinbaum le ofreció una embajada en un “país amigo”. Ese detalle, sumado a la inmediata designación de Godoy, despertó lecturas políticas: una reconfiguración interna, un cierre de ciclo, un movimiento estratégico para proteger investigaciones o encaminar nuevas líneas de trabajo.

En cualquier lectura, Godoy aparece como un puente entre la transición y el futuro inmediato.

¿Qué viene ahora para la fiscal interina?

El Senado deberá construir una terna para elegir a la nueva o nuevo fiscal general. Y aunque Ernestina Godoy funge como fiscal interina, la ley no impide que forme parte de esa terna. Es decir, puede permanecer temporalmente… o convertirse en titular definitiva.

Mientras tanto, su papel será clave para garantizar estabilidad, autonomía administrativa y una conducción institucional que evite que la FGR quede en manos del vacío político.

Final de jornada con un relevo que marca época

La imagen final de la noche fue simbólica: Godoy entrando a un organismo en plena turbulencia, y cientos de miradas—políticas, mediáticas y ciudadanas—siguiendo sus pasos.

La historia aún no termina, pero algo es claro: la palabra fiscal interina será protagonista de los próximos días, de los próximos análisis y del desenlace institucional que definirá el rumbo de la justicia federal en México.

Y con eso, la transición queda escrita. Con un nombre, una firma y una decisión: Ernestina Godoy, la fiscal interina que hoy sostiene el futuro inmediato de la FGR.